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El 'Vatican Information Service' (VIS) es un boletín informativo de la Oficina de Prensa Santa Sede. Transmite diariamente información sobre la actividad magisterial y pastoral del Santo Padre y de la Curia Romana... []

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miércoles, 15 de abril de 2009

OTROS ACTOS PONTIFICIOS


CIUDAD DEL VATICANO, 15 ABR 2009 (VIS).-El Santo Padre:

-Aceptó la renuncia del cardenal Joseph Zen Ze-kiun S.D.B. al gobierno pastoral de la diócesis de Hong Kong (China) por límite de edad. Le sucede el obispo John Tong Hong, hasta ahora coadjutor en la misma diócesis.

-Nombró a don Michael Mc Kennaa obispo de Bathurst (superficie 103.560, población 211.000, católicos 66.200, sacerdotes 37, religiosos 89) en Australia. El obispo electo nació en 1951 en Sale (Australia), fue ordenado sacerdote en 1983 y hasta ahora era capellán de la Universidad de Melbourne.

-Nombró al obispo Caetano Ferrari O.F.M., hasta ahora de Franca (Brasil), obispo de Bauru (superficie 5.982, población 504.000, católicos 450.000, sacerdotes 62, religiosos 130) en Brasil.

-Nombró al obispo Gregory O'Kelly, S.I.hasta ahora auxiliar de Adelaide (Australia) obispo de Port Pirie (superficie 103.600, población 1.324.000, católicos 282.000, sacerdotes 142, religiosos 429, diáconos permanentes 5) en Australia.

-Nombró a don José Daniel Falla Robles obispo auxiliar de Calí (superficie 2.504, población 2.660.000, católicos 2.260.000, sacerdotes 324, religiosos 942, diáconos permanentes 17) en Colombia. El obispo electo nació en 1956 en Bogotá (Colombia), fue ordenado sacerdote en 1992 y hasta ahora era rector del santuario de Monserrate en Colombia.

  El Jueves Santo, 9 de abril, el Santo Padre  nombró al padre Silvio José Báez Ortega O.C.D, obispo auxiliar de Managua (superficie 5.312, población 2.509.279, católicos 1.900.000, sacerdotes 166, religiosos 355) en Nicaragua. El obispo electo nació en 1958 en Masaya (Nicaragua), fue ordenado sacerdote en 1984 y hasta ahora era vicepresidente de las Facultad Teológica y Pontificio Instituto de Espiritualidad "Teresianum" de Roma.
RE:NER:NEA/.../...   VIS 20090415 (270)

POTENCIA DEL AMOR ANIQUILA FUERZA DEL MAL Y DE LA MUERTE


CIUDAD DEL VATICANO, 15 ABR 2009 (VIS).- Más de 30.000 personas asistieron hoy en la Plaza de San Pedro a la audiencia general de los miércoles. El Papa, que llegó a la Plaza en helicóptero desde la residencia de Castel Gandolfo, dedicó la catequesis a la alegría del tiempo pascual que "ningún sufrimiento o pena pueden borrar porque se basa en la certeza que Cristo, con su muerte y resurrección ha triunfado definitivamente sobre el mal y la muerte".

   "La novedad sorprendente de la Resurrección -dijo el Santo Padre- es tan importante que la Iglesia no deja de proclamarla, prolongando su recuerdo especialmente el domingo, que es el día del Señor y la Pascua semanal del pueblo de Dios".

  "Para nuestra fe y nuestro testimonio cristiano es fundamental proclamar la resurrección de Jesús  como un hecho real, histórico y atestiguado por muchos testigos acreditados. Lo afirmamos resueltamente porque, también en nuestra época, no faltan los que intentan negar su historicidad limitando el relato evangélico a un mito".

  Benedicto XVI explicó que "ciertamente la resurrección no fue para Jesús un simple regreso a su precedente vida terrenal (...)sino el  paso a una dimensión de vida profundamente nueva que (...) implica a toda la familia humana, a la historia y al universo. Este evento (..)cambió la vida de los testigos oculares (...) y a lo largo de los siglos generaciones enteras de hombres y mujeres lo acogieron con fe y lo testimoniaron incluso con el martirio".

  "Con San Agustín proclamamos: "La resurrección de Cristo es nuestra esperanza" y nuestro futuro", dijo el Papa y agregó que " en la resurrección de Cristo se funda nuestra sólida esperanza y ésta  ilumina nuestra peregrinación terrenal que incluye el enigma humano del dolor y la muerte. La fe en Cristo crucificado y resucitado es el corazón de todo el mensaje evangélico, el núcleo central de nuestro Credo (...) En el misterio pascual se cumplen las palabras de la Escritura (...) o sea, es un acontecimiento que encierra (...) una lógica: la muerte de Cristo atestigua que la Palabra de Dios se hizo hasta el final "carne", "historia", humana".

  "En la Pascua - exclamó en fin el Papa- Dios se revela a si mismo y la potencia del amor trinitario que aniquila las fuerzas destructoras del mal y la muerte".
AG/PASCUA/...   VIS 20090415 (400)

RESURRECCION: PUENTE ENTRE MUNDO Y VIDA ETERNA


CIUDAD DEL VATICANO, 13 ABR 2009 (VIS).-A las 12,00 de hoy, Lunes de Pascua, el Santo Padre rezó el Regina Coeli con los peregrinos reunidos en el  palacio apostólico de Castel Gandolfo, donde transcurre unos días de descanso, y, a través de la conexión directa, con los fieles que llenaban la Plaza de San Pedro.

   "La comunidad cristiana se alegra -dijo el Santo Padre- porqué la resurrección del Señor nos garantiza que el plan divino de la salvación se cumplirá ciertamente. Por eso su Pascua es verdaderamente nuestra esperanza. Y nosotros, resucitados con Cristo tenemos que seguirlo fielmente ahora en santidad de vida, caminando sin descanso hacia la Pascua eterna, convencidos de que las dificultades, las pruebas, los sufrimientos de la existencia humana, incluida la muerte ya no podrán separarnos de Él y de su amor. La resurrección ha lanzado un puente entre el mundo y la vida eterna sobre el que cada hombre y cada mujer puede pasar para alcanzar la verdadera meta de nuestra peregrinación terrenal".
 
  "He resucitado y estoy siempre contigo". Esta promesa  de Jesús se cumple sobre todo en la Eucaristía -subrayó el Papa- en  cada celebración eucarística  la Iglesia, y cada uno de sus miembros, experimentan su presencia viva y se benefician de toda su riqueza de su amor. En el Sacramento de la Eucaristía, el Señor resucitado y presente lleno de misericordia nos purifica de nuestras culpas; nos alimenta espiritualmente y nos infunde vigor para soportar las duras pruebas de la existencia y para luchar contra el pecado y el mal".
ANG/RESURRECCION/...   VIS 20090415 (270)

URBI ET ORBE: AFIANZAR LA VICTORIA PASCUAL DE CRISTO


CIUDAD DEL VATICANO, 12 ABR 2009 (VIS).-Una vez finalizada la Santa Misa, en la Plaza de San Pedro Benedicto XVI   pronunció ante miles de fieles de todo el mundo el Mensaje de Pascua, e impartió la bendición "Urbi et Orbi".

"Una de las preguntas que más angustian la existencia del hombre es precisamente ésta: ¿qué hay después de la muerte? - dijo el Papa-  Esta solemnidad nos permite responder a este enigma afirmando que la muerte no tiene la última palabra, porque al final es la Vida la que triunfa. Nuestra certeza no se basa en simples razonamientos humanos, sino en un dato histórico de fe: Jesucristo, crucificado y sepultado, ha resucitado con su cuerpo glorioso. Jesús ha resucitado para que también nosotros, creyendo en Él, podamos tener la vida eterna. Este anuncio está en el corazón del mensaje evangélico".
  "La resurrección no es una teoría, sino una realidad histórica revelada por el Hombre Jesucristo mediante su "pascua", su "paso", que ha abierto una "nueva vía" entre la tierra y el Cielo . No es un mito ni un sueño, no es una visión ni una utopía, no es una fábula, sino un acontecimiento único e irrepetible.
 "El anuncio de la resurrección del Señor ilumina las zonas oscuras del mundo en que vivimos. Me refiero particularmente al materialismo y al nihilismo, a esa visión del mundo que no logra trascender lo que es constatable experimentalmente, y se abate desconsolada en un sentimiento de la nada, que sería la meta definitiva de la existencia humana. En efecto, si Cristo no hubiera resucitado, el "vacío" acabaría ganando. Si quitamos a Cristo y su resurrección, no hay salida para el hombre, y toda su esperanza sería ilusoria".
Pero " si es verdad que la muerte ya no tiene poder sobre el hombre y el mundo, sin embargo quedan todavía muchos, demasiados signos de su antiguo dominio. Si, por la Pascua, Cristo ha extirpado la raíz del mal, necesita no obstante hombres y mujeres que lo ayuden siempre y en todo lugar a afianzar su victoria con sus mismas armas: las armas de la justicia y de la verdad, de la misericordia, del perdón y del amor. Éste es el mensaje que, con ocasión del reciente viaje apostólico a Camerún y Angola, he querido llevar a todo el Continente africano, que me ha recibido con gran entusiasmo y dispuesto a escuchar".
 " En efecto, África sufre enormemente por conflictos crueles e interminables, a menudo olvidados, que laceran y ensangrientan varias de sus naciones, y por el número cada vez mayor de sus hijos e hijas que acaban siendo víctimas del hambre, la pobreza y la enfermedad".
  "El mismo mensaje repetiré con fuerza en Tierra Santa, donde tendré la alegría de ir dentro de algunas semanas. La difícil, pero indispensable reconciliación, que es premisa para un futuro de seguridad común y de pacífica convivencia, no se hará realidad sino por los esfuerzos renovados, perseverantes y sinceros para la solución del conflicto israelí-palestino. Luego, desde Tierra Santa, la mirada se ampliará a los Países limítrofes, al Medio Oriente, al mundo entero".
 "En un tiempo de carestía global de alimentos, de desbarajuste financiero, de pobrezas antiguas y nuevas, de cambios climáticos preocupantes, de violencias y miserias que obligan a muchos a abandonar su tierra buscando una supervivencia menos incierta, de terrorismo siempre amenazante, de miedos crecientes ante un porvenir problemático, es urgente descubrir nuevamente perspectivas capaces de devolver la esperanza. Que nadie se arredre en esta batalla pacífica comenzada con la Pascua de Cristo, el cual, lo repito, busca hombres y mujeres que lo ayuden a afianzar su victoria con sus mismas armas, las de la justicia y la verdad, la misericordia, el perdón y el amor".
 Finalizado el Mensaje Benedicto XVI felicitó las pascuas en más de 60 lenguas, recordando una vez más en italiano a las personas afectadas por el terremoto que el lunes asoló a la región de Los Abruzos.
BXVI-SEMANA SANTA/URBI ET ORBE/...   VIS 20090415 (670)

PASCUA: CRISTO NOS LIBERA DEL FERMENTO DEL PECADO


CIUDAD DEL VATICANO, 14 ABR 2009 (VIS).- Benedicto XVI  celebró a las 10,30 ante miles de fieles la Misa del Domingo de Resurrección del Señor en la Plaza de San Pedro.

  En la homilía el Papa citó la exclamación de San Pablo "Ha sido inmolado Cristo, nuestra Pascua" explicando que "el símbolo central de la historia de la salvación - el cordero pascual - se identifica aquí con Jesús, llamado precisamente "nuestra Pascua" porque  "en su pasión y muerte, Jesús se revela como el Cordero de Dios "inmolado" en la cruz para quitar los pecados del mundo".

"A partir de este nuevo sentido de la fiesta pascual -dijo el Santo Padre-  se comprende también la interpretación de san Pablo sobre los "ázimos". El Apóstol se refiere a una antigua costumbre judía, según la cual en la Pascua había que limpiar la casa hasta de las migajas de pan fermentado. Eso formaba parte del recuerdo de lo que había pasado con los antepasados en el momento de su huída de Egipto: teniendo que salir a toda prisa del país, llevaron consigo solamente panes sin levadura. Pero, al mismo tiempo, "los ázimos" eran un símbolo de purificación: eliminar lo viejo para dejar espacio a lo nuevo. Ahora, como explica san Pablo, también esta antigua tradición adquiere un nuevo sentido, precisamente a partir del nuevo "éxodo" que es el paso de Jesús de la muerte a la vida eterna. Y puesto que Cristo, como el verdadero Cordero, se ha sacrificado a sí mismo por nosotros, también nosotros, sus discípulos - gracias a Él y por medio de Él - podemos y debemos ser "masa nueva", "ázimos", liberados de todo residuo del viejo fermento del pecado: ya no más malicia y perversidad en nuestro corazón".
 
 "Así, pues, celebremos la Pascua... con los panes ázimos de la sinceridad y la verdad". Esta exhortación de san Pablo con que termina la breve lectura que se ha proclamado hace poco, resuena aún más intensamente en el contexto del Año Paulino -observó el Papa- (...)Acojamos la invitación del Apóstol; abramos el corazón a Cristo muerto y resucitado para que nos renueve, para que nos limpie del veneno del pecado y de la muerte y nos infunda la savia vital del Espíritu Santo: la vida divina y eterna".

 "Y si Jesús ha resucitado, y por tanto está vivo -finalizó el Santo Padre- ¿quién podrá jamás separarnos de Él? ¿Quién podrá privarnos de su amor que ha vencido al odio y ha derrotado la muerte? Que el anuncio de la Pascua se propague por el mundo (...) El Resucitado nos precede y nos acompaña por las vías del mundo. Él es nuestra esperanza, Él es la verdadera paz del mundo".
BXVI-SEMANA SANTA/DOMINGO PASCUA/..   VIS 20090415 (460)

ENVIADO ESPECIAL CENTENARIO MUERTE SAN ANSELMO


CIUDAD DEL VATICANO, 11 ABR 2009 (VIS).-Hoy se hizo pública una carta del Papa, escrita en latín y fechada el 3 de febrero, en la que nombra al cardenal Giacomo Biffi, arzobispo emérito de Bolonia (Italia), su enviado especial a las celebraciones del IX centenario de la muerte de San Anselmo, que tendrán lugar en Aosta (Italia) del 19 al 26 de abril.

  Acompañarán al purpurado, monseñor Benoit Vouilloz, preboste emérito de los Canónigos Regulares del Gran San Bernardo y don Roberto Mastacchi, secretario particular del cardenal Biffi.
BXVI-CARTA/ENVIADO ESPECIAL/BIFFI:SAN ANSELMO        VIS 20090415 (100)

SABADO SANTO: CRUZ Y RESURRECCION SON INSEPARABLES


 CIUDAD DEL VATICANO, 11 ABR 2009 (VIS).-A las 21 00 el Papa presidió en la basílica de San Pedro la solemne Vigilia de la Noche Santa de Pascua, durante la cual administró los sacramentos del Bautismo y la Confirmación a algunos catecúmenos procedentes de varios países.

  La Vigilia comenzó en el atrio de la basílica con la bendición del fuego nuevo y fue encendido el cirio pascual. Tras la procesión hacia el altar y el canto del Exultet, se procedió a la Liturgia de la Palabra, la Liturgia Bautismal y la Liturgia Eucarística concelebrada con los cardenales.

En la homilía, el Santo Padre explicó que la Vigilia Pascual indica el sentido de la resurrección con tres símbolos: "la luz, el agua y el canto nuevo, el Aleluya".

"La creación de Dios (...)  comienza con la expresión: "Que exista la luz" Donde hay luz, nace la vida, el caos puede transformarse en cosmos (...) La resurrección de Jesús es un estallido de luz. Se supera la muerte, el sepulcro se abre de par en par. El Resucitado mismo es Luz, la luz del mundo. (...) A partir de la resurrección, la luz de Dios se difunde en el mundo y en la historia".

"En la Vigilia Pascua -prosiguió-  la Iglesia representa el misterio de luz de Cristo con el signo del cirio pascual, cuya llama es a la vez luz y calor (...) El cirio pascual arde y, al arder, se consume: cruz y resurrección son inseparables. De la cruz, de la autoentrega del Hijo, nace la luz, viene la verdadera luminosidad al mundo (...) En Él reconocemos lo verdadero y lo falso, lo que es la luminosidad y lo que es la oscuridad. Con Él surge en nosotros la luz de la verdad y empezamos a entender".

 "Una vez, cuando Cristo vio a la gente que había venido para escucharlo y esperaba de Él una orientación, sintió lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor. Entre las corrientes contrastantes de su tiempo, no sabían dónde ir. Cuánta compasión debe sentir Cristo también en nuestro tiempo por tantas grandilocuencias, tras las cuales se esconde en realidad una gran desorientación. ¿Dónde hemos de ir? ¿Cuáles son los valores sobre los cuales regularnos? ¿Los valores en que podemos educar a los jóvenes, sin darles normas que tal vez no aguantan o exigirles algo que quizás no se les debe imponer? Él es la Luz. El cirio bautismal es el símbolo de la iluminación que recibimos en el Bautismo(...)  Pidamos al Señor que la llamita de la vela, que Él ha encendido en nosotros, la delicada luz de su palabra y su amor, no se apague entre las confusiones de estos tiempos, sino que sea cada vez más grande y luminosa, con el fin de que seamos con Él personas amanecidas, astros para nuestro tiempo".

 "El segundo símbolo de la Vigilia Pascual - la noche del Bautismo - es el agua" que aparece en dos formas, dijo el Papa. Una es el mar, "el elemento de la muerte". (...) Cristo ha descendido en el mar, en las aguas de la muerte, como Israel en el Mar Rojo (..)  con Cristo es como si descendiéramos en el mar de la muerte, para resurgir como criaturas nuevas".

 "El otro modo en que aparece el agua es como un manantial fresco, que da la vida, o también como el gran río del que proviene la vida (...) San Juan nos dice que un soldado golpeó con una lanza el costado de Jesús, y que del costado abierto, del corazón traspasado, salió sangre y agua). La Iglesia antigua ha visto aquí un símbolo del Bautismo y la Eucaristía, que provienen del corazón traspasado de Jesús. En la muerte, Jesús se ha convertido Él mismo en el manantial(...) De Él brota el gran río que fructifica y renueva el mundo en el Bautismo, el gran río de agua viva, su Evangelio que fecunda la tierra(...) En el Bautismo, el Señor no sólo nos convierte en personas de luz, sino también en fuentes de las que brota agua viva (...) Pidamos al Señor, que nos ha dado la gracia del Bautismo, que seamos siempre fuentes de agua pura, fresca, saltarina del manantial de su verdad y de su amor".

El tercer gran símbolo de la Vigilia Pascual es (...) el cantar,  el canto nuevo, el aleluya. (...) ¿Qué sucede cuando el hombre se ve alcanzado por la luz de la resurrección y, de este modo, entra en contacto con la Vida misma, con la Verdad y con el Amor? Simplemente, que no basta hablar de ello. Hablar no es suficiente. Tiene que cantar. En la Biblia, la primera mención de este cantar se encuentra después de la travesía del Mar Rojo. Israel se ha liberado de la esclavitud(...) Es como si hubiera renacido. Está vivo y libre (...) En la Vigilia Pascual, año tras año, los cristianos entonamos después de la tercera lectura este canto, lo entonamos como nuestro cántico porqué también nosotros, por el poder de Dios, hemos sido rescatados del agua y liberados para la vida verdadera".

La imagen del paso del Mar Rojo, concluyó Benedicto XVI, podría compararse con la "situación de los discípulos de Jesucristo en todos los tiempos, la situación de la Iglesia en la historia de este mundo (...) Y ¿no debe quizás la Iglesia, por decirlo así, caminar siempre sobre el mar, a través del fuego y del frío? Considerándolo humanamente, debería hundirse. Pero mientras aún camina por este Mar Rojo, canta, entona el canto de alabanza de los justos(...) , en el cual se armonizan la Antigua y la Nueva Alianza (...) Está sobre las aguas de muerte de la historia y, no obstante, ya ha resucitado. Cantando, se agarra a la mano del Señor, que la mantiene sobre las aguas. Y sabe que, con eso, está sujeta, fuera del alcance de la fuerza de gravedad de la muerte y del mal - una fuerza de la cual, de otro modo, no podría escapar -, sostenida y atraída por la nueva fuerza de gravedad de Dios, de la verdad y del amor. Por el momento, se encuentra entre los dos campos de gravitación. Pero desde que Cristo ha resucitado, la gravitación del amor es más fuerte que la del odio; la fuerza de gravedad de la vida es más fuerte que la de la muerte. ¿Acaso no es ésta realmente la situación de la Iglesia de todos los tiempos? Siempre se tiene la impresión de que ha de hundirse, y siempre está ya salvada (...) La mano salvadora del Señor nos sujeta.
BXVI-SEMANA SANTA/SABADO SANTO/…   VIS 20090415 (1100)

EL PAPA COMPARTE DOLOR AFECTADOS POR EL TERREMOTO


CIUDAD DEL VATICANO, 10 ABR 2009 (VIS).-Benedicto XVI envió los santos óleos bendecidos en la Misa Crismal del Jueves Santo en la basílica vaticana al arzobispo de L'Aquila, Giuseppe Molinari, que debido a los daños causados por el terremoto en la madrugada del 6 de abril, no pudo reunir a los sacerdotes de su diócesis para la celebración de la Misa Crismal.

  El Viernes Santo por la mañana, el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado, presidió en la plaza de armas de la academia militar de Copito, un pequeño pueblo de la región de los Abruzos, el funeral por las casi 300 víctimas del terremoto. Entre los asistentes a la misa se encontraban el presidente de la República italiana, Giorgio Napolitano, y el presidente del consejo de ministros, Silvio Berlusconi.

  Al inicio de la celebración eucarística, el secretario particular del Papa, monseñor Georg Gänswein, que también participó en las exequias como signo de la cercanía personal del pontífice con los que sufren a causa del seísmo, leyó un mensaje de Benedicto XVI.

  "En estas horas dramáticas, en que una inmensa tragedia ha asolado esta tierra, me siento espiritualmente presente en medio de vosotros -escribe- para compartir vuestra angustia e implorar de Dios el reposo eterno para los fallecidos, el pronto restablecimiento para los heridos y para todos el ánimo de proseguir en la esperanza, sin desfallecer ante el desaliento".

  Al terminar la lectura del mensaje, monseñor Gänswein comunicó que el Santo Padre había regalado el cáliz para la celebración de la Eucaristía, como signo de una mayor participación en el dolor y en el sufrimiento de los afectados por el terremoto, además de un donativo para las necesidades más urgentes y huevos de chocolate para los niños para el Domingo de Pascua.
MESS/TERREMOTO L'AQUILA/BERTONE                  VIS 20090415 (280)

VIERNES SANTO: PASION DEL SEÑOR Y VIA CRUCIS EN EL COLISEO


CIUDAD DEL VATICANO, 10 APR 2009 (VIS).-A las 17,00 de hoy, Viernes Santo, el Papa presidió en la basílica vaticana la celebración de la Pasión del Señor. Como es tradicional, tras la lectura de la Pasión según San Juan, el padre Raniero Cantalamessa, O.F.M. Cap., predicador de la Casa Pontificia, pronunció la homilía. A continuación, tuvo lugar la oración universal, la adoración de la Santa Cruz y la Sagrada Comunión.

  A las 21,15, el Santo Padre se desplazó al Coliseo para presidir el Vía Crucis. Los textos de las meditaciones de este año han sido compuestos por el arzobispo Thomas Menamparampil, S.D.B., de Guwahati (India).

  Benedicto XVI siguió la ceremonia desde la colina del Palatino. El cardenal vicario de Roma, Agostino Vallini, llevó la Cruz en la primera y en la última estaciones. También la portaron un joven discapacitado, ayudado por un médico de la Soberana Orden Militar de Malta; una familia romana, un enfermo acompañado por un camillero y una monja; una muchacha asiática y dos monjas indias, dos jóvenes de Burkina Faso y dos frailes franciscanos de la Custodia de Tierra Santa.??

  Al terminar la ceremonia, el Santo Padre pronunció unas palabras.

  Recordando las palabras del soldado romano nada más expirar Jesús en la Cruz: "Realmente este hombre era Hijo de Dios", el Santo Padre afirmó que "la profesión de fe de este soldado se repite cada vez que volvemos a escuchar el relato de la pasión según san Marcos. También nosotros esta noche, como él, nos detenemos a contemplar el rostro exánime del Crucificado".

  "Este Hombre, uno de nosotros, que mientras lo están asesinando perdona a sus verdugos, es el "Hijo de Dios" que, como nos recuerda el apóstol Pablo, "no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango, y tomó la condición de esclavo… se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz".

  Benedicto XVI subrayó que "la pasión dolorosa del Señor Jesús suscita necesariamente piedad hasta en los corazones más duros, ya que es el culmen de la revelación del amor de Dios por cada uno de nosotros".

  "A lo largo de los milenios -dijo-, muchedumbres de hombres y mujeres han quedado seducidos por este misterio y le han seguido, haciendo al mismo tiempo de su vida un don a los hermanos, como Él y gracias a su ayuda. Son los santos y los mártires, muchos de los cuales nos son desconocidos. También en nuestro tiempo, cuántas personas, en el silencio de su existencia cotidiana, unen sus padecimientos a los del Crucificado y se convierten en apóstoles de una auténtica renovación espiritual y social".

  El Papa señaló que el rostro desfigurado de Cristo "se refleja en el de cada persona humillada y ofendida, enferma o que sufre, sola, abandonada y despreciada. Al derramar su sangre nos ha rescatado de la esclavitud de la muerte, ha roto la soledad de nuestras lágrimas, y ha entrado en todas nuestras penas y en todas nuestras inquietudes".
 
  Con la certeza de la resurrección, "continuamos nuestro camino. (…) Oremos con María, la Virgen Dolorosa, oremos -concluyó- con todos los que sufren, oremos sobre todo con los afectados por el terremoto de L'Aquila: oremos para que también brille para ellos en esta noche oscura la estrella de la esperanza, la luz del Señor resucitado".
BXVI-SEMANA SANTA/VIERNES SANTO/…               VIS 20090415 (570)

JUEVES SANTO: MISA DEL CRISMA Y EN LA CENA DEL SEÑOR


CIUDAD DEL VATICANO, 9 APR 2009 (VIS).-Hoy, Jueves Santo, el Papa presidió a las 9,30 en la basílica vaticana la Misa del Crisma, que se celebra en este día en todas las iglesias catedrales del mundo. Concelebraron con el Santo Padre los cardenales, obispos y sacerdotes que se encuentran en Roma. Tras la homilía tuvo lugar la renovación de las promesas sacerdotales y la bendición del óleo de los catecúmenos, de los enfermos y el crisma.

  En la homilía, el Santo Padre comentó la oración del Señor por sus discípulos y por los de "todos los tiempos": "Santifícalos en la verdad: tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. Y por ellos me consagro yo, para que también se consagren ellos en la verdad".

  "En el Antiguo Testamento -explicó-, la entrega de una persona a Dios, es decir, su "santificación", se identifica con la ordenación sacerdotal. (…) El sacerdote es sustraído a los lazos mundanos y entregado a Dios, y precisamente así, a partir de Dios, debe estar disponible para los demás, para todos".

  Tras poner de relieve que la palabra de Dios es, por decirlo así, "el lavado que purifica, el poder creador que transforma a los discípulos en el ser de Dios", preguntó: "¿Es ella realmente el alimento del que vivimos, más que lo que pueda ser el pan y las cosas de este mundo? ¿La conocemos verdaderamente? ¿La amamos? ¿Nos ocupamos interiormente de esta palabra hasta el punto de que realmente deja una huella en nuestra vida y forma nuestro pensamiento? ¿O no es más bien nuestro pensamiento el que se amolda una y otra vez a todo lo que se dice y se hace?".

  Refiriéndose posteriormente a las palabras "Conságralos en la verdad", el Santo Padre dijo que significan "hazlos una sola cosa conmigo, Cristo. Únelos a mí. (…) Nuestro ser sacerdotes no es sino un modo nuevo y radical de unión con Cristo. (…) Unirse a Cristo supone la renuncia. Comporta que no queremos imponer nuestro rumbo y nuestra voluntad; que no deseamos llegar a ser esto o lo otro, sino que nos abandonamos a Él, donde sea y del modo que Él quiera servirse de nosotros".

  Benedicto XVI afirmó que "celebrar la Eucaristía quiere decir orar. Celebramos correctamente la Eucaristía cuando entramos con nuestro pensamiento y nuestro ser en las palabras que la Iglesia nos propone".
 
 Por otra parte, añadió, "estar inmersos en la verdad y, así, en la santidad de Dios, también significa para nosotros aceptar el carácter exigente de la verdad; contraponerse tanto en las cosas grandes como en las pequeñas a la mentira que hay en el mundo en tantas formas diferentes".

  "Si nos hacemos uno con Cristo, aprendemos a reconocerlo precisamente en los que sufren, en los pobres, en los pequeños de este mundo; entonces nos convertimos en personas que sirven, que reconocen a sus hermanos y hermanas, y en ellos encuentran a Él".

  A las 17,30, Benedicto XVI presidió en la basílica de San Juan de Letrán la concelebración de la Misa en la Cena del Señor. A imitación del gesto del Señor con los Apóstoles, el Papa lavó los pies a doce sacerdotes. Durante la presentación de los dones, se entregó al Santo Padre una oferta para sostener a la comunidad católica de Gaza.

  Comentando en la homilía el relato de la institución de la Eucaristía, el Papa subrayó que es "oración. Y solamente en ella se cumple el acto sacerdotal de la consagración que se convierte en transformación, transustanciación de nuestros dones de pan y vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo".

  En este mismo episodio, dijo, "la Iglesia orante se fija en las manos y los ojos del Señor", y recordó que en la ordenación sacerdotal, "nuestras manos fueron ungidas, para que fuesen manos de bendición. Pidamos al Señor ahora que nuestras manos sirvan cada vez más para llevar la salvación, para llevar la bendición, para hacer presente su bondad".

  Cuando el canon de la misa reza: "elevando los ojos al cielo, hacia ti, Dios, Padre suyo todopoderoso", "el Señor nos enseña a levantar los ojos y sobre todo el corazón. A levantar la mirada, apartándola de las cosas del mundo, a orientarnos hacia Dios en la oración y así elevar nuestro ánimo".

  El Papa  señaló que el gesto de partir el pan "es propio del padre de familia que se preocupa de los suyos y les da lo que necesitan para la vida. (…) Así, en el gesto mismo se alude ya a la naturaleza íntima de la Eucaristía: ésta es agape, es amor hecho corpóreo. En la palabra "ágape", se compenetran los significados de Eucaristía y amor".

  El cáliz de vino que el Señor da a los discípulos, "es el cáliz glorioso, el cáliz de la gran alegría, de la fiesta verdadera que todos anhelamos, el cáliz rebosante del vino de su amor".

  El  Santo Padre afirmó que lo sucedido en la última Cena y que, "desde entonces, se renueva cada vez que celebramos la Eucaristía" es que "Dios, el Dios vivo establece con nosotros una comunión de paz, más aún, Él crea una "consanguinidad" entre Él y nosotros. (…) La sangre de Jesús es su amor, en el que la vida divina y la humana se han hecho una cosa sola".

  "Pidamos al Señor -terminó- que comprendamos cada vez más la grandeza de este misterio. Que Él despliegue su fuerza trasformadora en nuestro interior, de modo que lleguemos a ser realmente consanguíneos de Jesús, llenos de su paz y, así, también en comunión unos con otros".
BXVI-SEMANA SANTA/JUEVES SANTO/…             VIS 20090415 (950)
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