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El 'Vatican Information Service' (VIS) es un boletín informativo de la Oficina de Prensa Santa Sede. Transmite diariamente información sobre la actividad magisterial y pastoral del Santo Padre y de la Curia Romana... []

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lunes, 16 de febrero de 2015

Audiencia al Rey de Tonga que expresa la satisfacción de su país por el nombramiento del primer purpurado nativo del archipiélago

Ciudad del Vaticano, 16 de febrero de 2015.- El Santo Padre ha recibido en audiencia, en el Palacio Apostólico Vaticano, a Sus Majestades el Rey Topou VI de Tonga y la Reina Nanasipau’u Tuku’aho, que sucesivamente han encontrado al cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, acompañado por el arzobispo Paul Gallagher, Secretario para las Relaciones con los Estados.

El soberano ha expresado, ante todo, su satisfacción por el nombramiento del primer purpurado nativo del archipiélago, el cardenal Soane Patita Paini Mafi, destacando el entusiasmo de la población así como la presencia de la Reina y de numerosos tonganos en el Consistorio ordinario público del pasado 14 de febrero. Posteriormente, los coloquios. transcurridos en un clima de cordialidad, se han centrado en la situación actual del país y en algunos aspectos de la vida social y económica, así como en la positiva contribución de la Iglesia católica en los diferentes ámbitos de la sociedad.

Sucesivamente, ha habido un intercambiado de opiniones sobre la situación internacional, en particular sobre los Estados insulares del Pacífico y los problemas ambientales que algunos de ellos deben afrontar.

El Papa recibe a los representantes de la Iglesia de Escocia (Reformada) y recordando a los cristianos coptos asesinados reitera el ecumenismo de la sangre

Ciudad del Vaticano, 16 de febrero de 2015.-El reverendo John P. Chalmers, Moderador de la Iglesia de Escocia (Reformada) y un grupo de representantes de la misma fueron recibidos esta mañana en audiencia por el Santo Padre que, saludándoles, manifestó su agrado por encontrarles y compartir con ellos el compromiso común en el servicio del Evangelio y de la causa de la unidad de los cristianos.

''Ilustres y santas figuras cristianas pertenecientes a diversas confesiones han contribuido al desarrollo de la rica tradición histórica y cultural escocesa -observó- Y el estado actual de las relaciones ecuménicas en Escocia atestigua que cuanto, como cristianos, tenemos en común, es más grande que lo que puede dividirnos. Sobre esta base el Señor nos llama a buscar formas todavía más eficaces para superar viejos prejuicios y encontrar nuevas formas de afinidad y colaboración''.

El Papa constató con alegría que las relaciones entre la Iglesia Católica y la Iglesia de Escocia se hayan desarrollado hasta el punto de que los retos planteados por la sociedad contemporánea se enfrenten través de una reflexión común y de que en muchos casos ''hablemos con una voz sola sobre cuestiones que tocan muy de cerca la vida de todos los fieles'', también porque ''en nuestro mundo globalizado y, a menudo desorientado, un testimonio cristiano común es un requisito necesario para que la incisividad de nuestros esfuerzos de evangelización''.

''Somos peregrinos y tenemos que peregrinar juntos. Tenemos que aprender a confiar el corazón al compañero de camino sin recelos, sin desconfianzas, y mirar ante todo lo que buscamos: la paz en el rostro del único Dios'', dijo Francisco citando su Exhortación Apostólica ''Evangelii Gaudium'' y reiteró que la fe y el testimonio cristiano se encuentran ante desafíos tan fuertes que ''solamente uniendo nuestros esfuerzos podremos prestar un servicio eficaz a la familia humana y permitir que la luz de Cristo ilumine todos los rincones oscuros de nuestro corazón y de nuestro mundo''.

''¡Que el camino de reconciliación y paz entre nuestras comunidades nos acerque cada vez más unos a otros para que, movidos por el Espíritu Santo llevemos a todos la vida y la llevemos en abundancia!, exclamó el Papa y añadió improvisando: ''Me permito recurrir a mi lengua materna para expresar un hondo y triste sentimiento. Hoy pude leer la ejecución de esos 20,21, 22 cristianos coptos. Solamente decía Jesús ayúdame. Fueron asesinados por el sólo hecho de ser cristianos. Usted hermano en su alocución se refirió a lo que pasa en la tierra de Jesús. La sangre de nuestros hermanos cristianos es un testimonio que grita. Sean católicos, ortodoxos, coptos, luteranos, no interesa: son cristianos. Y la sangre es la misma, la sangre confiesa a Cristo. Recordando a estos hermanos que han sido muertos por el sólo hecho de confesar a Cristo, pido que nos animemos mutuamente a seguir adelante con este ecumenismo que nos está alentando el ecumenismo de la sangre. Los mártires son de todos los cristianos, recemos unos por los otros''.



A la Asociación Pro Petri Sede: Hay mucho que aprender de los pobres

Ciudad del Vaticano, 16 febrero 2015 (VIS).-''Os agradezco vuestro compromiso al servicio de los pobres. El creciente número de personas marginadas y que viven en gran precariedad nos interpela y nos llama a una mayor solidaridad para ofrecerles el apoyo material y espiritual que necesitan''. Son las palabras que esta mañana el Santo Padre ha dirigido a los miembros de la Asociación Pro Petri Sede, la asociación de Bélgica, Luxemburgo y Países Bajos, que ofrecen ayuda económica anual para las necesidades de la Santa Sede, a los que ha recibido en audiencia ya que se encuentran estos días de peregrinación en Roma.

''Al mismo tiempo -continuó el Pontífice- tenemos mucho que recibir de los pobres a los que nos acercamos y ayudamos. Luchando con sus dificultades, a menudo dan testimonio de lo esencial, de los valores familiares; son capaces de compartir con aquellos que son más pobres que ellos y lo saben disfrutar... La indiferencia y el egoísmo están al acecho. La atención a los pobres nos enriquece poniéndonos en un camino de humildad y verdad''.

Francisco les animó a pedir al Señor, en ocasión de este tiempo de Cuaresma que comienza, que les de ''un corazón misericordioso y pobre, que conozca su propia pobreza y se entregue a los demás''. Además recordó la preciosa labor que realizan ayudando a las poblaciones más necesitadas del mundo ofreciéndoles el consuelo espiritual de no sentirse olvidados en sus dificultades y de conservar la esperanza. El Papa les invitó a rezar con insistencia por la paz ''para que los responsables políticos encuentren caminos de diálogo y reconciliación'' y les deseó que su peregrinación ''aumente en cada uno el sentido de pertenencia a la Iglesia, que es una gran familia, y la alegría de proclamar a todos el Evangelio. ''Que la fraternidad se fortalezca entre vosotros -dijo- para que podáis llevar a cabo vuestra misión al servicio de los pobres y de los pequeños, por los que Jesús tiene un amor especial''.

Antes de concluir, el Papa dedicó unas palabras a Bélgica y Holanda, ''dos piases -destacó- que han llenado el mundo de misioneros y hoy están en crisis vocacional''. Así pidió a los presentes que ''llamaran al corazón de Jesús para que no se olvide de la generosidad de estos dos países y les envíe vocaciones para que la vida de fe pueda crecer más''.

''Vosotros -finalizó- trabajáis con pobres y amáis a los pobres, pero también pensáis en los pobres de fe, que no tiene fe porque no tienen quien se la predique. Que el Señor envíe sacerdotes para anunciar la fe, y por favor, rezad por las vocaciones de vuestros países''.

Francisco en la misa con los nuevos cardenales: El camino de la Iglesia es el de la misericordia y el de la integración

Ciudad del Vaticano, 15 de febrero de 2015(Vis).-El Papa Francisco presidió esta mañana a las 10 en la basílica vaticana la concelebración eucarística con los cardenales creados en el consistorio de ayer sábado y con todos los purpurados llegados a Roma en esa ocasión.

En la homilía que dirigió a los miembros del Colegio Cardenalicio, partiendo del relato evangélico de la curación del leproso -marginado, despreciado y abandonado en cuanto ''impuro''- Francisco instó a los purpurados a seguir la lógica misericordiosa de Jesús recordándoles que el camino de la Iglesia era ''no sólo acoger y integrar, con valor evangélico, aquellos que llaman a la puerta, sino salir, ir a buscar, sin prejuicios y sin miedos, a los lejanos, manifestándoles gratuitamente aquello que también nosotros hemos recibido gratuitamente''.

Ofrecemos a continuación el texto completo de la homilía del Santo Padre:

''Señor, si quieres, puedes limpiarme…'' Jesús, sintiendo lástima; extendió la mano y lo tocó diciendo: ''Quiero: queda límpio''. La compasión de Jesús. Ese padecer con que lo acercaba a cada persona que sufre. Jesús, se da completamente, se involucra en el dolor y la necesidad de la gente… simplemente, porque Él sabe y quiere padecer con, porque tiene un corazón que no se avergüenza de tener compasión.

''No podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en descampado'' . Esto significa que, además de curar al leproso, Jesús ha tomado sobre sí la marginación que la ley de Moisés imponía . Jesús no tiene miedo del riesgo que supone asumir el sufrimiento de otro, pero paga el precio con todas las consecuencias .

La compasión lleva a Jesús a actuar concretamente: a reintegrar al marginado. Y éstos son los tres conceptos claves que la Iglesia nos propone hoy en la liturgia de la palabra: la compasión de Jesús ante la marginación y su voluntad de integración.

Marginación: Moisés, tratando jurídicamente la cuestión de los leprosos, pide que sean alejados y marginados por la comunidad, mientras dure su mal, y los declara: ''Impuros'' .

Imaginad cuánto sufrimiento y cuánta vergüenza debía de sentir un leproso: físicamente, socialmente, psicológicamente y espiritualmente. No es sólo víctima de una enfermedad, sino que también se siente culpable, castigado por sus pecados. Es un muerto viviente, como ''si su padre le hubiera escupido en la cara''.

Además, el leproso infunde miedo, desprecio, disgusto y por esto viene abandonado por los propios familiares, evitado por las otras personas, marginado por la sociedad, es más, la misma sociedad lo expulsa y lo fuerza a vivir en lugares alejados de los sanos, lo excluye. Y esto hasta el punto de que si un individuo sano se hubiese acercado a un leproso, habría sido severamente castigado y, muchas veces, tratado, a su vez, como un leproso.

Es verdad, la finalidad de esa norma de comportamiento era la de salvar a los sanos, proteger a los justos y, para salvaguardarlos de todo riesgo, marginar el peligro, tratando sin piedad al contagiado. De aquí, que el Sumo Sacerdote Caifás exclamase: ''Conviene que uno muera por el pueblo, y que no perezca la nación entera'' .

Integración: Jesús revoluciona y sacude fuertemente aquella mentalidad cerrada por el miedo y recluida en los prejuicios. Él, sin embargo, no deroga la Ley de Moisés, sino que la lleva a plenitud declarando, por ejemplo, la ineficacia contraproducente de la ley del talión; declarando que Dios no se complace en la observancia del Sábado que desprecia al hombre y lo condena; o cuando ante la mujer pecadora, no la condena, sino que la salva de la intransigencia de aquellos que estaban ya preparados para lapidarla sin piedad, pretendiendo aplicar la Ley de Moisés. Jesús revoluciona también las conciencias en el Discurso de la montaña abriendo nuevos horizontes para la humanidad y revelando plenamente la lógica de Dios. La lógica del amor que no se basa en el miedo sino en la libertad, en la caridad, en el sano celo y en el deseo salvífico de Dios, Nuestro Salvador, ''que quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad''. ''Misericordia quiero y no sacrificio''.

Jesús, nuevo Moisés, ha querido curar al leproso, ha querido tocar, ha querido reintegrar en la comunidad, sin autolimitarse por los prejuicios; sin adecuarse a la mentalidad dominante de la gente; sin preocuparse para nada del contagio. Jesús responde a la súplica del leproso sin dilación y sin los consabidos aplazamientos para estudiar la situación y todas sus eventuales consecuencias. Para Jesús lo que cuenta, sobre todo, es alcanzar y salvar a los lejanos, curar las heridas de los enfermos, reintegrar a todos en la familia de Dios. Y eso escandaliza a algunos.

Y Jesús no tiene miedo de este tipo de escándalo. Él no piensa en las personas obtusas que se escandalizan incluso de una curación, que se escandalizan de cualquier apertura, a cualquier paso que no entre en sus esquemas mentales o espirituales, a cualquier caricia o ternura que no corresponda a su forma de pensar y a su pureza ritualista. Él ha querido integrar a los marginados, salvar a los que están fuera del campamento.

Son dos lógicas de pensamiento y de fe: el miedo de perder a los salvados y el deseo de salvar a los perdidos. Hoy también nos encontramos en la encrucijada de estas dos lógicas: a veces, la de los doctores de la ley, o sea, alejarse del peligro apartándose de la persona contagiada, y la lógica de Dios que, con su misericordia, abraza y acoge reintegrando y transfigurando el mal en bien, la condena en salvación y la exclusión en anuncio.

Estas dos lógicas recorren toda la historia de la Iglesia: marginar y reintegrar. San Pablo, dando cumplimiento al mandamiento del Señor de llevar el anuncio del Evangelio hasta los extremos confines de la tierra, escandalizó y encontró una fuerte resistencia y una gran hostilidad sobre todo de parte de aquellos que exigían una incondicional observancia de la Ley mosaica, incluso a los paganos convertidos. También san Pedro fue duramente criticado por la comunidad cuando entró en la casa de Cornelio, el centurión pagano.

El camino de la Iglesia, desde el concilio de Jerusalén en adelante, es siempre el camino de Jesús, el de la misericordia y de la integración. Esto no quiere decir menospreciar los peligros o hacer entrar los lobos en el rebaño, sino acoger al hijo pródigo arrepentido; sanar con determinación y valor las heridas del pecado; actuar decididamente y no quedarse mirando de forma pasiva el sufrimiento del mundo. El camino de la Iglesia es el de no condenar a nadie para siempre y difundir la misericordia de Dios a todas las personas que la piden con corazón sincero; el camino de la Iglesia es precisamente el de salir del propio recinto para ir a buscar a los lejanos en las “periferias” esenciales de la existencia; es el de adoptar integralmente la lógica de Dios; el de seguir al Maestro que dice: ''No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan''.

Curando al leproso, Jesús no hace ningún daño al que está sano, es más, lo libra del miedo; no lo expone a un peligro sino que le da un hermano; no desprecia la Ley sino que valora al hombre, para el cual Dios ha inspirado la Ley. En efecto, Jesús libra a los sanos de la tentación del ''hermano mayor'' y del peso de la envidia y de la murmuración de los trabajadores que han soportado el peso de la jornada y el calor.

En consecuencia: la caridad no puede ser neutra, aséptica, indiferente, tibia o imparcial. La caridad contagia, apasiona, arriesga y compromete. Porque la caridad verdadera siempre es inmerecida, incondicional y gratuita . La caridad es creativa en la búsqueda del lenguaje adecuado para comunicar con aquellos que son considerados incurables y, por lo tanto, intocables. Encontrar el lenguaje justo… El contacto es el auténtico lenguaje que transmite, fue el lenguaje afectivo, el que proporcionó la curación al leproso. ¡Cuántas curaciones podemos realizar y transmitir aprendiendo este lenguaje del contacto! Era un leproso y se ha hay convertido en mensajero del amor de Dios. Dice el Evangelio: ''Pero cuando se fue, empezó a pregonar bien alto y a divulgar el hecho'' .

Queridos nuevos Cardenales, ésta es la lógica de Jesús, éste es el camino de la Iglesia: no sólo acoger y integrar, con valor evangélico, aquellos que llaman a la puerta, sino salir, ir a buscar, sin prejuicios y sin miedos, a los lejanos, manifestándoles gratuitamente aquello que también nosotros hemos recibido gratuitamente. ''Quien dice que permanece en Él debe caminar como Él caminó'' . ¡La disponibilidad total para servir a los demás es nuestro signo distintivo, es nuestro único título de honor!

Pensadlo bien en estos días en los que habéis recibido el título cardenalicio. En esta Eucaristía que nos reúne entorno al altar, invocamos Invoquemos la intercesión de María, Madre de la Iglesia, que sufrió en primera persona la marginación causada por las calumnias y el exilio , para que nos conceda el ser siervos fieles de Dios. Ella, que es la Madre, nos enseñe a no tener miedo de acoger con ternura a los marginados; a no tener miedo de la ternura. Cuántas veces tenemos miedo de la ternura. Que Ella nos enseñe a no tener miedo de la ternura y de la compasión; nos revista de paciencia para acompañarlos en su camino, sin buscar los resultados del éxito mundano; nos muestre a Jesús y nos haga caminar como Él.

Queridos hermanos nuevos Cardenales, mirando a Jesús y a nuestra Madre María, os exhorto a servir a la Iglesia, en modo tal que los cristianos – edificados por nuestro testimonio – no tengan la tentación de estar con Jesús sin querer estar con los marginados, aislándose en una casta que nada tiene de auténticamente eclesial. Os invito a servir a Jesús crucificado en toda persona marginada, por el motivo que sea; a ver al Señor en cada persona excluida que tiene hambre, que tiene sed, que está desnuda; al Señor que está presente también en aquellos que han perdido la fe, o que, alejados, no viven la propia fe, o que se declaran ateos; al Señor que está en la cárcel, que está enfermo, que no tiene trabajo, que es perseguido; al Señor que está en el leproso – de cuerpo o de alma -, que está discriminado. No descubrimos al Señor, si no acogemos auténticamente al marginado. Recordemos siempre la imagen de san Francisco que no tuvo ha tenido miedo de abrazar al leproso y de acoger a aquellos que sufren cualquier tipo de marginación. En realidad, queridos hermanos, sobre el evangelio de los marginados, se juega y se descubre y se revela nuestra credibilidad”.

Ángelus: El bien contagia

Ciudad del Vaticano, 15 febrero 2015 (VIS).-A mediodía, al final de la misa celebrada en la basílica vaticana con los cardenales, el Papa se asomó a la ventana de su estudio en el palacio apostólico para rezar el Ángelus con los fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro.

Francisco retomó el tema tratado en su homilía, la compasión y la misericordia de Cristo ante todo tipo de mal en el cuerpo y en el espíritu, partiendo del pasaje evangélico de la curación del leproso
''La misericordia de Dios -dijo- supera cualquier barrera y la mano de Jesús toca al leproso. Jesús no se coloca a una distancia de seguridad y no actúa por poderes: se expone directamente al contagio de nuestro mal y, precisamente así nuestro mal se convierte en el punto de contacto: Él, Jesús, toma de nosotros nuestra humanidad enferma y nosotros tomamos de Él su humanidad sana y sanadora. Esto ocurre cada vez que recibimos con fe un Sacramento: el Señor Jesús nos “toca” y nos da su gracia. En este caso pensamos especialmente en el Sacramento de la Reconciliación, que nos cura de la lepra del pecado''.

''Una vez más el Evangelio -prosiguió- nos enseña que hace Dios frente a nuestro mal: Dios no viene a “dar una lección” sobre el dolor, ni tampoco a eliminar del mundo el sufrimiento y la muerte; viene, más bien, a cargar sobre sí el peso de nuestra condición humana, a llevarla hasta el fondo, para librarnos de manera radical y definitiva. Cristo combate los males y los sufrimientos del mundo haciéndose cargo de ellos y venciéndolos con la fuerza de la misericordia de Dios''.

A nosotros, hoy, el Evangelio de la curación del leproso nos dice que, si queremos ser ''verdaderos discípulos de Jesús, estamos llamados a convertirnos, unidos a Él, en instrumentos de su amor misericordioso, superando todo tipo de marginación. Para ser “imitadores de Cristo” frente a un pobre o a un enfermo, no debemos tener miedo de mirarlo a los ojos y de acercarnos con ternura y compasión, y de tocarlo y de abrazarlo'', explicó el Papa, diciendo después que a menudo pedía a las personas que ayudaban a los demás que lo hicieran ''mirándolas a los ojos, sin tener miedo de tocarlos'' y que el gesto de ayuda fuera también ''un gesto de comunicación''.

''También nosotros necesitamos que ellos nos acojan -concluyó- Un gesto de ternura, un gesto de compasión'' porque ''Si el mal es contagioso, también lo es el bien. Por lo tanto, es necesario que abunde en nosotros, cada vez más, el bien. Dejémonos contagiar por el bien y ¡contagiemos el bien!''.

Después de rezar el Ángelus, el Santo Padre manifestó su deseo de serenidad y paz a todos los hombres y mujeres de Extremo Oriente y de diversas partes del mundo que se preparan a celebrar el año nuevo lunar. ''Estas festividades -señaló- os brindan la feliz ocasión de redescubrir y de vivir de modo intenso la fraternidad, que es vínculo precioso de la vida familiar y fundamento de la vida social. ¡Que este retorno anual a las raíces de la persona y de la familia ayude a esos pueblos a construir una sociedad donde se tejen relaciones interpersonales orientadas al respeto, a la justicia y a la caridad!''.

Por último, saludó en particular a todas las personas que habían venido a Roma con motivo del consistorio y para acompañar a los nuevos cardenales y dio las gracias a los países que estuvieron presentes en ese evento con sus delegaciones oficiales. Francisco terminó pidiendo a los fieles y peregrinos de la Plaza un aplauso para los nuevos purpurados.

Audiencias

Ciudad del Vaticano, 16 febrero 2015 (VIS).-El Santo Padre ha recibido esta mañana en audiencias separadas:

-Cardenal Gerhard Ludwig Müller, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

-Pynchas Brener, Rabino Jefe emérito de la ''Unión Israelí de Caracas'' y séquito.

Otros Actos Pontificios

Ciudad del Vaticano, 16 febrero 2015 (VIS).-El Santo Padre ha nombrado al obispo Ystinus Harjosusanto, M.S.F., hasta ahora de Tanjung Selor (Indonesia), como arzobispo de Samarinda (superficie 114.810, población 2.774.246, católicos 105.959, sacerdotes 44, religiosos 109) en Indonesia.
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